Podría decirse que es la gran asignatura pendiente ya que alrededor del 30% de los latinos que viven en los Estados Unidos, no tiene un seguro médico que cubra los imprevistos que puedan mermar su salud. Esta cantidad triplica la cantidad de personas blancas no hispanas y duplica a los afro-americanos.
El problema más grande a la hora de contratarlo, es que en el país americano, contar con un seguro de este tipo, es un auténtico lujo, no al alcance de todos los bolsillos, tal y como reflejaron los últimos datos aparecidos en los “Centros de Control y la Prevención de la Enfermedad (Centers for Disease Control and Prevention).
Hablando en porcentajes, en torno al 30% de los ciudadanos residentes de origen latino no tienen seguro médico, mientras que en en los casos de las personas blancas de no origen latino que carecen de seguro médico, se encuentran el 11% y el 17% de las personas afro-americanas.
Este alto índice, muestra el empobrecimiento de este sector de la población estadounidense, y su bajo poder adquisitivo, además de ser un alto grupo que trabaja en industrias relacionadas con el sector servicio, donde en la mayoría de los casos, no obtienen los beneficios de otros sectores, en bonificaciones como la de los seguros de salud para los empleados.
Y es que, trabajar en los EE.UU. No implica gozar de un seguro médico que cuide de la salud de las personas, todo depende de la empresa para la que se trabaje y de las condiciones pactadas con la misma.
Afortunadamente, esto parece que va a tener un buen fin, con la nueva ley que entrará en vigor dentro de poco, conocida como el Obamacare, que destinará una serie de subvenciones y ayudas, para que los más de 47 millones de norteamericanos que carecen de seguro médico, puedan optar a la contratación de uno, o al menos descienda esa drástica cifra.