Durante los últimos años, las ayudas que han ofrecido las diferentes administraciones y el gobierno central han sido de 300 millones de euros por parte de la primera y de 130 millones por parte de la segunda. Esto les había permitido a los profesionales costear entre el 50% y el 60% del precio final de los seguros para la agricultura, con lo que la contratación de los mismos, podían ser una inversión aceptable para los profesionales.
No obstante, desde hace dos años hasta ahora, las ayudas se han reducido de forma considerable, bajando las estatales a 255 millones de euros en 2012 y a 199 millones este año, mientras que las ayudas regionales se redujeron a 70 millones en 2012 y a 50 para este año.
En el mismo momento que las ayudas se han ido retirando, las primas han tenido un importante incremento en el precio de entre el 30% hasta el 600% para la retirada de animales en Cataluña o hasta el 125% para la fruta en Extremadura por poner ejemplos.
La repercusión en el precio, crea por consiguiente que los profesionales de estos sectores dejen de contratar seguros que les protejan los posibles siniestros a los que se enfrentan, porque los precios de los mismos, son demasiado elevados como para poder permitirse su contratación sin comprometer su propio sueldo.
La situación está lejos de mejorar y todo prevé que las ayudas continuarán bajando también el año que viene con lo que desde sindicatos, agrupaciones de agricultores y ganaderos y cooperativas, se están levantando las voces de alarma ante el peligro que conlleva la retirada de las ayudas a un sector con tanto riesgo y dificultad como es el de la agricultura, y del cual depende en la actualidad una cantidad demasiado elevada de la población.